A diez años de Cazuela (1999-2009)

Canciones, sin fecha de vencimiento

Pasaron diez años desde que el ex Peligrosos Gorriones Francisco Bochatón grabó su primer álbum como solista, Cazuela (1999-2000); un guisado de canciones escritas en tono autobiográfico, que hoy siguen estando allí, imperecederas.

El álbum, que vendió más de 30 mil copias y contó con la participación de artistas del porte de Gustavo Cerati y Leo García, fue producido por el propio Bochatón, que tocó casi todos los instrumentos.

El Batman agazapado que ilustra la portada del disco nos da la primera pista: las canciones son el medio para vehiculizar “libertades pequeñas” (así se llama su libro de poemas), donde en un estado de constante duermevela, el músico va desgranando una poesía vigorosa, por momentos surrealista, apesadumbrada por la muerte y el paso del tiempo, hecha de revelaciones y contradicciones: “La estrecha cerradura de la jaula/ me libera hacia la cueva” (Destreza atrapada); “Ven, amamántame/ con tu pecho solitario” (Feliz cumpleaños); “A un costado del cuarto/ está tu flecha/ rota y desecha” (Luces); “Se secan las hojas/ te tragan los años” (Maratón de torturas); “No hay más habitación que mi cuerpo entero” (Cuerpo hueco).

Cazuela funciona como un gozne del cual el cantautor se vale para cerrar la puerta de su etapa al frente de Peligrosos Gorriones, y comenzar a andar por una nueva senda.

Es un disco ambivalente, con ecos de Don Cornelio y la Zona (Palo es una influencia palpable del platense) y de Las Canoplas (otro antecedente citable), pero que al mismo tiempo da las primeras señales de lo que luego sería su prolífica carrera solista. En éste sentido, temas como Cosas Viejas o Luces –de clara intención pop- anticipan una veta más cancionera.

Es un Bochatón "raro" el de Cazuela, que busca alejarse del furor de los 90, pero no termina de amigarse con los 80, hecho que luego concretaría en sus sucesivas placas.

Siempre quedará picando, claro, la discusión sobre cuál fue o es su momento más fértil: si hizo "mejores" canciones al frente de Peligrosos, o si son "mejores" sus temas solistas; si está vivo, o si está en decadencia; o, si como deslizó la escritora y cineasta Lucía Punzo (XXY) en su novela La Maldición de Jacinta Pichimahuida (Interzona 2007) "lo mejor" sería matar a Bochatón a tiempo (“Todos los que alguna vez fueron grandes deberían tener a alguien dispuesto a matarlos en el momento justo. Ellos no pueden ver su decadencia. Ese es nuestro deber”).

Disquisiciones a un lado, Cazuela es un disco que aún hoy sigue interpelando a un público ávido de canciones sin fecha de vencimiento.

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