Juan Manuel Godoy

Juan Manuel Godoy, compositor y cantante de los tecnopop Matilda y de Cursi y Melancólico, acaba de publicar, de forma virtual, La tierra permanece, un disco instrumental donde el techno androide pernocta con los beats desenfocados y con medidas dosis de pop futurista.

Pergeñado como el soundtrack de un reciente drama argentino y mundial: la epidemia de Gripe H1N1, el disco funciona además como un homenaje explícito al escritor George R. Stewart, autor de La tierra permanece.

Como en la "Odisea espacial" del Duque Blanco, Godoy narra un viaje intergaláctico, pero sin ironías ni crítica social -ya no hay lugar para eso-. La raza humana se extingue, y nace un hombre-nuevo.

El viaje comienza con la árida “Oeste lunar”. Allí, cuerdas acuáticas, voces ingrávidas, y buzz-sounds pincelan una geografía inhabitada. En “Nuevos humanos” sale a la superficie una especie de felicidad química.

“El empezar de cero es algo a lo que solemos resistirnos”, apunta Godoy, en las liner notes. Y continúa: “Tal vez porque estamos demasiado aferrados a cuestiones sociales, culturales, económicas o religiosas. Muchas veces nos encontramos haciendo cosas sin siquiera preguntarnos el porqué. Copiamos costumbres, repetimos esquemas, nos volvemos infelices ”.

La cima del disco llega con “Haciendo contacto”, tema escrito en tono electro, con esteros de microfunk punzante, sensualidad pop, y un sano deseo de redención.

Como el Comandante Tom -pionero de la carrera espacial-, sentado sobre un bidón de hojalatas, Godoy sabe que «el planeta tierra está triste» y que «no hay que pueda hacer».

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