Hank for life

En Hank for life, su última creación, el editor de La Revista de Hank, Federico Valenti, "Hank", despliega todo su talento para aprehender los "trending topics" (temas del momento) del rock platense, junto a algún que otro desmarque, como la inclusión de Pali Silvera, bajista de Estelares.

Sobresalen Claudio Paul y su RT del reggaeton, género que reelaboran con medidas dosis de rock y romanticismo barrial; las guitarras con tocino de Damián Fredes en "Bosque de faso"; el desenfado indie de Valentín y los Volcanes; y el desencanto noventero de La Ola Que Quería Ser Chau.

En "Parque cerrado", Valentín narra el final de una relación sentimental con la tirantes de un policial negro. "Ya fue, pensábamos lo mismo los dos/ después, el rayo de la desilusión dejó despojos/ nuestra casa era un parque cerrado", tensa José Goyeneche, cantante de Valentín.

Hay en Valentín una apuesta al buen gusto -en el plano de los Sea & Cake, Tortoise y el posrock (metadata, hoy, olvidada)-; arreglos inteligentes y sencillescos; y una brisa que recuerda al The Cure de "Lovesong".

Sin embargo, la banda se agiganta cuando abandona esa ética indie, y recupera, como en este tema, la contundencia del vivo -algo que no siempre es fácil de plasmar en un estudio-. Valentín es como salir a cazar ballenas; sólo falta que direccionen mejor el arpón.

El ex Ned Flanders Fredes es un OVNI -no hay otra forma de rotularlo- que cada tanto baja a la tierra y ofrenda enseñanzas. "Bosque de faso" es, en ese contexto, el final de un largo viaje o de una larga alucinación. Un aforismo que sintetiza un extenso ensayo.

Es que vista desde el espacio (o desde una captura satelital) La Plata es una ciudad incrustada en un bosque -de faso-. Fredes es un librepensador, y en el marco del rock actual, donde casi todos se ufanan de sus influencias, ser distinto vale, y mucho.

Claudio Paul es lo más fresco que se puede comprar en la feria. Anclaje a lo local, perreo y romanticismo barrial; una fórmula que da como resultado: rock con ideología. Habrá que seguirlos de cerca.

De lo más conocido, se destaca Sergio Pángaro y su voz cascada. ¿Cuántas noches habrá estado sin dormir para grabar este tema? Pángaro no necesita artilugios; es el artilugio en sí. Y cuando eso ocurre, todo lo que pasa es verdad.

Pali remite a ese pop-rock bien platense, que tributa a Andrés Calamaro, pero más adeuda, aunque furtivamente, a Ariel Rot (un personaje limítrofe del rock ¿nacional?).

Pese a algunas estridencias noventosas, La Ola acierta con guitarras de factura manchesteriana y desencanto adolescente. "Enséñame eso que dicen los demás/ eso que siempre entendí mal", se despegan.

Indiana y The Hojas Secas parecen hablar de lo mismo: los primeros dicen (...) no dejes que nadie te marque las horas"; los segundos: (...) "Pagar los impuestos no es para mí". ¿Se trata de "naufragar" o de negarse a crecer? Hay una pretensión demasiado explícita en Indiana: quieren ser profundos y versados.

El Perrodiablo, enrolado desde su origen en la ética acidiciana, no cambió ni un ápice al concepto killer-rock de su primer disco. Guitarras épicas, y la voz mofada de Doma, recuerdan a los Dead Boys: una mezcla afiebrada de punk y rock & roll. Una experiencia, por ahora, más recomendable para ver y escuchar en vivo.

Es difìcil criticar un compilado, y mucho más todavía, encontrar puntos en común. Sin embargo, podría decirse que hay cierta causticidad que recorre el disco: un exceso de ironía o de reticencia, que satura, porque si bien la ironía es a veces una crítica, también es una forma de descompromiso.

Como está ocurriendo en el cine, y en otras artes, estos nuevos grupos ponen énfasis ya no en contar «la realidad desde la propia subjetividad» (como en el Nuevo Cine Argentino de los 90 o la nueva literatura), sino en contar «la subjetivdad incrustada en la realidad»; un cambio de paradigma, que culmina en un rock más introspectivo e intimista.

Algunos de estos temas serán rápidamente reemplazados; otros, en cambio, parecen tener un futuro generacional. Con algunas ausencias, inevitables, el compilado cumple su objetivo: dar un pantallazo de lo que ocurre en los pagos de Virus y de Patricio Rey. El hashtag #rockplatense sigue a salvo.

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Comentarios

  1. Hola Franco me alegra haber dado de nuevo con un sitio tuyo!

    Saludos y te dejo un espacio mio

    www.theturistas.blogspot.com


    saludos

    Daro

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  2. Escuché ese disco y me pareció genial, por suerte no tuve que mentir cuando di mi opinión sobre él. El arte de tapa está bueno y además viene con las letras.
    Es como un cassette comprado en el 98 o una revista de rock guardadada entre las cosas de la escuela.

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  3. que previsible que de un compilado de rock lo que mas te haya gustado sea el reaggeton.
    sos un cabeza, franco rius
    ya tuneaste el carro frankito? o todavia no lo pudiste comprar?

    tu archienemigo.

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  4. me gusto el disco. hojas secas y claudio paul me parecieron lo mejor. refleja bastante bien la escena alternativa actual, incluidos sus bordes limitrofes del pop, como puede ser pali. me emociona que en la ciudad se siga con cosas como las del nedflander. hoy clarin destacó el rock platense nuevamente, estaban los faunos. algo pasa en la plata, y de algun modo estos discos siempre aportaron a ello.

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  5. El reaggeton es un género como cualquier otro; no hay géneros "bajos" o "altos". La belleza trasciende al género.

    PD: Lo que más me gustó fue Fredes!

    PD2: Daro ahora entro a tu blog. Gracias por seguir en contacto!

    PD3: Sol es cierto, lo de incluir las letras en el booklet fue un golazo! Y sí, huele a cassette; es que Hank nunca superó los 90, dicen que aún usa campera de jean nevada y mira La Banda del Golden Rocket por Volver!

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