“Fue algo muy raro, porque después de editar 'Con el agua al cuello', aparecieron los temas del segundo disco. Las quince canciones nacieron como una obra que habla sobre lo mismo”, describe Gustavo Astarita el proceso que más entusiasma a Mister America. Desde un espacio único en el rock platense, la banda registró -durante 1996- sus casi diez años de historia en su disco debut. Tanto cuidar a esas pequeñas óperas a go-gó provocó un salto necesario hacia nuevas formas. Repertorio que integrará el próximo CD del sexteto y que mañana podrá escucharse en La Fabriquera.
“Nuestro primer disco es como una especie de biblioteca con una cosa muy fílmica. Cuenta muchas cosas de nuestra historia. Es ecléctico y ambiguo, y al mismo tiempo mantiene una identidad”, define a un disco que no logró grandes ventas, pero mantuvo intacto el prestigio del grupo, e incluso lo extendió más allá de las fronteras platenses. En tiempos de tanta copia descarada, la crítica porteña elogió la originalidad de Mister America.
“Las nuevas letras funcionan como diferentes caminos para llegar a un sólo lugar. Es algo interno, como un microcosmos cotidiano del desarrollo de una vida”, concede Astarita uno de los puntos básicos que sustenta la expresión de “Despojado”. Título que revela austeridad escénica y que exige un espacio más digno que las típicas cuevas rockeras. “El show forma un tejido u necesita un espacio particular en donde presentarlo. Tocamos en varios bares, hasta que nos dimos cuenta que es un show para un teatro. Buscamos un lugar como la Escuela de Teatro, hasta que encontramos Las Fabriquera, que es como una especie de refugio. Ahí, jugamos con sombras y lunas. Cada músico es un satélite, y la música gira alrededor de todo eso”.
Lo nuevo de Mister America empezará a grabarse en mayo. La producción estará a cargo de la banda, y contará, nuevamente, con la asistencia técnica del alquimista Alfredo Calvelo. Antes de la edición, Despojado podrá apreciarse en la sala de 2 entre 41 y 42. “Es algo gótico desde el sentido pictórico. Como una Catedral, un lugar oscuro y profundo que se aleja del rock”, concluye el cantante asumiendo su condición de artista plástico.
O.J
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