"Las antenas", Estelares



Por Franco Ruiz

En la guantera del auto de Manuel Moretti hay casetes de Nino Bravo, Sandro, Leonardo Favio, Raphael. En efecto, “Las antenas”, el séptimo disco de Estelares, sintoniza con el romanticismo pop de los 60 y 70, a través de una lírica melancólica y revisionista.
El disco oscila entre el tono hiriente (Los Peregrinos era una banda en carne viva) de los inicios –se percibe que algunas son viejas canciones, revisitadas- y composiciones más actuales, con una contemplación más reposada de la propia biografía.
El sonido –la producción volvió a estar a cargo de Juanchi Baleirón- por momentos se presenta ampuloso, con una trama compleja, cargada de capas y arreglos musicales, mientras la voz aparece siempre en primer plano, y este es uno de los aciertos del productor.
Las rupturas, la imposibilidad del olvido, son motivos recurrentes: “Y nos lamíamos las heridas”, acuña Moretti. 
Y en la canción que le da nombre al disco, agrega: “Nosotros dos suena mejor/ que vos y yo” (Las antenas). Es uno de los puntos altos, con una voz desgarrada pero firme, que advierte: “Inolvidable, inolvidable…”.


En la libertaria “Alas rotas”, de neta factura pop-rock, rememora: “Estábamos los dos/ atravesando el tiempo hacia ningún lugar/ llevábamos la foto de la libertad”.
En “Subiéndome” aparecen aires del cabaret berlinés y las big bands, donde arreglos de vientos y órganos lúdicos dialogan con las guitarras punzantes de Víctor Bertamoni -la versión en vivo es más rockera y tanguera-.
La primaveral “Es el amor”, liviana y desprejuiciada, con un coro imbatible, aporta luz a un disco que, detrás de los decorados, es lóbrego e inquietante. En palabras del cantautor juninense, la poética “refiere a la idea de no quedarse solo”.
“Estamos abrazados/ y es por soledad”, sentencia en “Compro flores”, una gema compuesta en 1995, que ya había sido editada en “La mañana del aviador”, la placa solista de Moretti. “Compro flores/ vendo agrio jugo de limón”, acuña, con desencanto pos punk, y quedan en evidencia las diferencias de registro, una marca que remite al rock platense de los 90, donde con Míster America y Peligrosos Gorriones parecían conformar una suerte de escena.
La rockera “Mañana”, con un groove apto para la pista, puede ir creciendo sobre el escenario, aunque la letrística se siga deshaciendo en versos cortantes: “La bandera a cuadros vuelve a flamear”.
En la instrumental y fílmica “Pueblo Nuevo” aparece un desmarque definitivo, donde se lucen los arreglos de “Torio”, en tono Spaghetti western.
“Los lagartos mueren en familia” es una obra maestra (en YouTube hay una hermosa versión con piano y voz, de Manuel Moretti junto al maestro Eduardo Minervino).
Una antena que transmite. No es poco, en tiempos de soledad y exacerbación del presente.



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